PREGUNTA 1: ¿ESTE UNIVERSO SE CREA POR SI SOLO O HAY ALGO QUE LO ORIGINA?

La pregunta sobre el origen causal del universo es una de las de mayor calado conceptual que pueden plantearse. Y como tal, la respuesta es esquiva y los itinerarios conceptuales para abordarla, complejos.

Para empezar, estamos muy acostumbrados a las relaciones de causalidad. Todo lo que abarca nuestra experiencia cotidiana parece obedecer a una línea imperturbable de causa-efecto, hasta el punto de que el principio de causalidad es uno de los que ha presidido la Lógica, como parte de la Filosofía, a lo largo de la historia. La extrapolación es inmediata: si en nuestra concepción del mundo que nos rodea no hay nada que no sea el efecto de otra cosa, que es su causa, entonces también el universo debe ser el efecto de algo. Bien, ¿pero de qué? Porque también nos hemos acostumbrado a la idea de que no hay nada antes del universo.

Es de señalar que este principio de causalidad, aplicado al universo, es nada menos que la base de una de las vías de Santo Tomás de Aquino para la demostración de la existencia de Dios. ¿Pero es en realidad imprescindible recurrir a la voluntad libre de un Ser supremo para justificar la existencia de este universo? La respuesta es que no. Nuestro conocimiento actual de la Física nos proporciona mecanismos para que algo como el universo, con todas sus propiedades, pueda surgir, de manera espontánea, de un estado preexistente. Lo que pasa es que aquí nos encontramos con una dificultad: no tenemos acceso empírico a ese estado preexistente. Esta es una dificultad fundamental porque la ciencia se basa, en última instancia, en la constatación empírica. Podemos hacer predicciones utilizando las teorías físicas de las que disponemos. Podemos ir más allá, al límite de lo científico, y especular sobre posibilidades cuya certeza desconocemos, pero que son compatibles con nuestro conocimiento de la Física. Es en ese ámbito en el que podemos sustentar la afirmación que hemos hecho: el universo puede surgir de un estado preexistente.D

FDO. CATEDRÁTICO ANTONIO APARICIO

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *